No tengo que explicaros la motivación de nuestra visita a la bella ciudad de Alba, bueno, la nuestra y la de 3.545.773 personas más.
Tras una horita y media de coche, y dos horitas buscando aparcamiento, llegamos a la bella ciudad de Alba. La verdad es que había tanta gente, y el cielo era tan gris, que no pudimos disfrutar bien de sus encantos. Para muestra, un botón.
Pero por qué diantres, os preguntaréis, estaba esta pequeña ciudad a reventar de gente? Pues por su famosa, e internacionalmente conocida Feria de la Trufa, o Tartufo como la llaman aquí. La especialidad es la trufa blanca que tiene un aroma (y un precio) espectacular.
A pesar del precio no pudimos resistir la tentación y acabamos comprando una que nos hemos comido con un plato de pasta simple, a la par que glorioso.
Para completar la jugada, toda la ciudad se engalanaba como si de un pueblo medieval se tratase, y aquí vemos vestida la gente con sus galantes trajes del medioevo, eso sí, armados todos ellos con sus opulentos...smartphones.
Como toda ciudad medieval que se precie, no faltaban los juegos medievales, que consisten como los actuales, en robarles su dinero, eso sí, de forma completamente legal, a los pardillos turistas, entre los que nos hallábamos nosotros...
Entre foto y foto, hice una que me gusta bastante, y que es esta...no tiene nada de medieval, ni de monumental pero me encantaron los colores.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
Marinfamily en Italia, 19 de Octubre de 2013.