En esta ocasión nos decidimos por Bergamo. La verdad es que no pudimos disfrutar demasiado de la ciudad fundamentalmente por dos factores:
. Llovía, lo que no nos dejó disfrutar de su arquitectura a placer, por lo que sin duda tendremos que volver a la ciudad
. El restaurante Trattoria del Teatro, que no nos dejó disfrutar de su rica gastronomía porque básicamente no nos dieron de comer, y al cual sin lugar a dudas NO VAMOS A VOLVER JAMAS.
Lo del restaurante fue bastante lamentable, por lo que paso a adjuntaros la dirección para que si tenéis a bien ir a Bergamo, no se os ocurra ir al mismo. Los datos son:
TRATTORIA DEL TEATRO Piazza Mascheroni, 3/A
Tras llegar al restaurante nos sentamos a la mesa y tardaron un cierto tiempo en traernos la carta, que por cierto, es muy limitada en opciones, pero que creímos se vería compensada con la calidad de las mismas como sucede en tantas tratorías en Italia. Ah, santa inocencia!
Luego se confundieron y trajeron junto el antipasto de queso (muy limitado por cierto, aunque bueno) junto con los primeros (un plato de pasta también bastante bueno aunque nada especial del que no recuerdo el nombre). Al advertirlo al camarero nos respondió que nos apañáramos así. Y así hicimos. Nos repartimos los dos segundos entre los cuatro y el escuálido plato de queso acompañado de una también escuálida ración de pan (tres panecillos para cuatro). Una vez ingerida la pitanza, y tras esperar algo más de una hora para el segundo, llega el que parecía ser el dueño a darnos explicaciones. Bueeeeeno, ya vienen a pedir disculpas y nos traen los segundos. Pues NO! Nos dice que no les queda conejo! Y nos lo dice una hora más tarde! Al comentar airadamente que no nos parecía bien el camarero o dueño (eso nos no quedó claro) nos dice si queremos algo de postre! Pero como vamos a querer postre si no hemos comido! A esto yo le pido la cuenta y le digo que la traiga rapidito... El camarero nos la trae y nos dice que claro, no le habíamos advertido a nadie que teníamos prisa. Recórcholis, pensé en ese momento. Será una broma de la cámara indiscreta? Al advertir nuestra indignación que iba acrecentándose por momentos el camarero nos ofrece la comida gratis para que así podamos volver otro día, que la culpa es suya porque les falta un camarero y van cortos de servicio. No te jode! Si va a resultar que la culpa es nuestra por no haber advertido que teníamos hambre! Recusé lógicamente tan amable invitación y añadí que prefería pagar para así no tener que volver más a su insigne restaurante. Por cierto para redondear la situación tuvimos que pagar en efectivo pues no aceptan tarjetas. En fin proletarios del mundo uníos con vuestro pan y chorizo y no vayáis nunca jamás a tan deleznable establecimiento.
La ciudad es muy bella. Está dividida en dos partes, la baja y la alta a la que se accede mediante un Funicular. Nos decidimos por esta segunda para nuestra primera visita y la verdad es que no nos decepcionó. Limpia, con tiendas y comercios con mucha clase y con imaginación. Llena de pastelerías que harían las delicias de mi cuñada. Con mercadillos, plazas, iglesias y torreones a los que sin duda tenemos que volver a visitar más adelante.
En fin habitantes de Bergamo, deshaceos de la Trattoria del Teatro y veréis como se resuelven gran parte de los problemas de la crisis al ver incrementado el turismo en vuestra bella ciudad.
Marin Family, Febrero, Bergamo.
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