Esta vez nuestros pasos nos llevaron hasta la ciudad de Lodi donde se tramaba un proceloso plan.
La organización a la que nos enfrentábamos quería llevar el mundo a su total destrucción a través del empleo de tres armas ultrasecretas:
- La bicicleta
- La fotografía
- La multiculturalidad
Fomentando el uso de la bicicleta pretendían desestabilizar el mundo al agravar la crisis del petróleo. Os lo podéis imaginar perfectamente. Ni la más cruel de las organizaciones lo podría haber planeado mejor. Se usa la bicicleta, no se vende petróleo, los países árabes entran en crisis, más tarde entran en guerra, que se convierte en global y de ahí a la atómica es sólo un paso. En una reunión nos explicaron unos señores que habían recorrido La Tierra del Fuego en bicicleta...y yo voy y me lo creo.
La fotografía... Ah, ese malvado instrumento que pretende mostrarnos la realidad tal y como es, pero que en realidad la manipula a voluntad. La intención era simple a la vez que despiadada. Al mirar a través de la lente de nuestras cámaras, dejaríamos de ver la realidad tal y como es y sólo veríamos lo que nos mostrarían las imágenes manipuladas por una especie de cohorte de censores electrónicos. Esto no nos dejaría reaccionar a tiempo a los cambios de nuestro entorno, lo que resultaría mortal de necesidad. Acabaríamos cayendo en una zanja de Telecom Italia, siendo atropellados por un coche eléctrico o muriendo por inanición al perdernos sin remedio por desérticas zonas industriales desconocidas por nuestro GPS. Para muestra un botón: nos mostraron fotografías de una tierra árida y desierta llamada Patagonia... Como si tal lugar existiese fuera de la imaginación calenturienta de la temible organización que pretendíamos desactivar. Ya podían haber buscado un nombre más original... Mira que llamarlo Patagonia! Podían haberlo llamado Vacagonia! O Corderogonia!
Finalmente pretendían inculcar a todo el mundo que la "mezcla de culturas es buena"!!! Habrase visto semejante insensatez! Con una especie de lavado de cerebro, el tortuoso plan pretendía hacernos creer que la diversidad es positiva y que todos somos iguales! Ni qué decir tiene que los efectos de estas tales ideas hubieran resultado devastadores. Qué hubiera sido de la reserva espiritual de occidente! Qué hubiera sido de los principios que la Santa Madre Iglesia ha inculcado en todos nosotros para guiarnos por el camino del bien! Nos encerraron a todos en la Casa del Pueblo (como si el pueblo pudiera tener casa), en una especie de club de Izquierdas (sin comentarios) y allí nos obligaron a afiliarnos a nosequé organización no gubernamental. Más tarde nos dieron de comer comidas cocinadas por personas de varios países, mientras se danzaba una lujuriosa danza a la que llamaban Tango... Que digo yo que será una especie de código secreto o de ceremonia de iniciación, como en las películas de acción: charli, delta, tango...
Y os preguntaréis a esta altura cómo combatimos nosotros, oh bravos guerreros, tamaña sarta de perfidia y destrucción? Pues con las armas que llevábamos a mano: nuestros coches, nuestras cámaras y nuestras cuerpos entrenados pa matá.
Con nuestros coches evitamos caer en la tentación de ir en bici hasta el local donde se celebraba la reunión secreta. Gastando la consiguiente cantidad de petróleo que garantizaría la estabilidad del planeta. También pagamos un par de peajes y gastamos algo nuestras ruedas, a la vez que contribuimos en mantener calentito el planeta con el efecto invernadero. Como casi no hicimos ejercicio, también ayudamos e eliminar el paro entre médicos, enfermeras, farmacéuticos y demás personal sanitario.
Con nuestras cámaras hicimos un trillón de fotos, con las que pudimos desmontar su pérfido plan... En vez de dejarnos manipular, cogimos el Photoshop y hicimos de ellas lo que nos vino en gana. Hala, toma ya manipulación informativa. Además les hicimos fotos a todos los miembros de la organización, porque nunca se sabe cuando las podemos necesitar.
Con nuestros cuerpos, intensamente preparados para recibir toda clase de estímulos negativos, así como venenos extraños, hicimos lo que mejor sabemos hacer. Nos comimos toda su comida y nos bebimos toda su bebida, condenándolos a la más y absoluta falta de alimentos. Nos comimos el arroz (rissoto), la carne con ensalada y el tiramisú (que suena como una lección de gramática: ti, ra, mi, su, le, lo, mío, tuyo, suyo...). Intentaron convencernos con sus argumentos una y otra vez utilizando una lengua extraña para nosotros llamado Italiano. Pero con nuestro desdén les condenamos al fin al más profundo ostracismo, que no se lo que significa pero que suena superfuerte de la muerte.
Y así una vez más el equipo Marinfamily deshizo lo que podría haber resultado ser el fin de la civilización tal y como la conocemos hoy.
Marinfamily007, Italia, mayo de 2012.
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