Una de las heladerías mostraba sin pudor la receta de uno de los postres típicos del lugar: el Sgroppino.
El famoso palacio de las compresas, en el Lido. Sin comentarios.
Los gondoleros hablaban otro idioma: el gondolés, que se basa en la aplicación de silbidos y sonidos guturales para comunicarse entre ellos.
La catedral de San Marcos, que para fastidiar a los fotógrafos estaba en construcción.
La Torre del reloj. Como venia sin manual de instrucciones, no hay manera de entender qué leches de hora es...Digo yo que lo hacían para joder...
El palacio ducal. Un poco más pequeño que nuestra casa pero mejor decorado.
En Venecia hasta las palomas parecen más bonitas.
No pude resistir la tentación! Toma ya imagen convencional donde las haya!
En la ciudad todo es tan comercial y turístico que hasta las estatuas venden souvenirs...
El símbolo de la Serenísima República: el León Alado domina todo el paisaje.
Sesión fotográfica en la góndola...qué bonito!
Desde Venecia parten numerosos cruceros que contrastan por su modernidad con la ciudad y que la llenan de turistas sin compasión.
Un turista anónimo perdido en la inmensidad de la Piazza San Marco
Hasta en Venecia se tiende la ropa...que forma a su vez una poética imagen.
Uno de los maravillosos rincones de la ciudad. En la época debió de servir para tender unas también maravillosas emboscadas, eso sí, de lo más románticas. De hecho, mientras te clavaban una puñalada, te recitaban un poema...
En horas punta hasta las góndolas hacen cola...
El puente de Calatrava llamado de la Constituzione en la Piazza de Roma. Contrasta por su "modernidad" con el resto de la ciudad. Una obra típica del famoso arquitecto no exenta de la consiguiente polémica. Con su fondo de cristal da bastante mal rollito cruzarlo.
El puente de Rialto en el canal grande veneciano.
Como sabéis en mi blog nunca pongo a nadie de la familia, pero en este caso haré una excepción... La de la derecha es una amiga de mi hija mayor que nos acompañó en este viaje.
Los músicos animan las noches en la Piazza San Marco aunque a decir verdad los turistas no le hacen mucho caso. Además cada bar tiene un conjunto musical cuyas músicas se entremezclan en una algarabía nada recomendable.
El mercado nos ofreció una singular imagen de la ciudad con sus colores, olores y sabores mediterráneos
Las chimeneas en forma de tronco de cono invertido son características de la ciudad y dan un aspecto un tanto extraño a los tejados.
Una de las islas que componen la ciudad.
El puente de los suspiros visto por fuera y desde dentro. Como diría Forges: "Monseñor suspiráis? No. Me quedo". Lo llaman así porque une la antigua prisión con el Palacio ducal. Lo de los suspiros era por el sentimiento de los presos al acercarse al siniestro lugar...
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