Antes de venir a Milán, en febrero de este año, miramos la temperatura que íbamos a encontrar: máxima -5 grados. "No puede ser, será la mínima!"Pues no, no era la mínima. Este es el espectáculo con el que nos encontramos al llegar.
Varios meses después, y tras saltarse la primavera, llega de golpe el verano. Entre 30 y 35 grados. Menudo calor! Qué bochorno! Qué humedad espantosa! Y esta es la imagen que encontramos este fin de semana en el Parco Sempione.
Y yo que pensaba que lo peor de Milán era el frío...
Milan, horno microondas gigante, junio 2012
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